Encuentra quien sea capaz de ver la joya que eres TÚ, esa persona te hará feliz.
Nunca sabes qué te puede traer cualquier acontecimiento
Existió una vez un hombre que vivía con su hijo en una granja. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de la valla. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿qué harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Quién sabe.
A mitad del invierno el caballo regreso a la granja con diez caballos salvajes a los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Quién sabe.
Un día en el que el hijo del granjero montaba uno de los caballos salvajes para domarlo se cayó al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tú eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.
El hombre, otra vez lo miró y dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Quién sabe.
Al poco tiempo en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al del granjero se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Quién sabe.
- No tiene sentido plantearse si lo ocurrido es una desgracia ya que no podemos saber que nos va a deparar la vida y como ese acontecimiento va a influir en ella.
- Perder el tiempo lamentándose de las cosas es absolutamente inútil, no te aporta nada y es seguro que gracias a lo ocurrido te llegará un nuevo acontecimiento que haga plantearte si el anterior fue bueno o malo.
- No puedes saber lo que te espera.
- De cualquier hecho que consideres desgraciado, de cualquiera, llegará algo positivo, la vida funciona así. Equilibra.
- ¿Qué has aprendido de lo que te ha pasado?
- ¿Qué vas a hacer con ese aprendizaje?