Terapia de pareja cuando la convivencia está rota

No hay peleas. Pero tampoco hay piel.
Vivís en la misma casa, pero hace tiempo que no estáis juntos de verdad.
Dormís, cenáis, criáis.
Pero no os tocáis.
No os contáis nada que duela.
No os miráis desde hace meses.
Y lo peor es que eso… parece suficiente.
Porque da miedo romper lo poco que queda.
Porque hay niños, rutina, hipoteca.
Porque nadie quiere ser quien encienda la bomba.
Vivir juntos, pero sin vínculo
No lo llamáis separación, pero lo es.
Solo que sin papeles ni discusiones.
Solo que con rutinas, llaves compartidas y los silencios pactados.
Compartís casa.
Pero no hay roce.
No hay cuerpo.
No hay frases que empiecen con “yo necesito” o “yo siento”.
Solo hay lo que hay que hacer: los niños, la compra, el banco, el dentista.
Cada uno tiene su mundo interior bien encerrado.
Y se evita lo íntimo como quien evita una alarma.
No hay infidelidad.
No hay insultos.
No hay drama.
Pero tampoco hay vida.
Y lo sabéis.
Pero nadie dice nada.
Porque si se dice, se rompe.
Así se alarga la convivencia.
Años.
Décadas incluso.
Una especie de tregua blanda donde lo único que se conserva es la fachada.
Señales de que vuestra convivencia está rota
No hace falta que haya gritos ni portazos.
A veces lo más difícil de ver es lo que ya se volvió costumbre.
Estas son algunas señales claras:
– No habláis si no es por asuntos prácticos.
Lo emocional se evita. Las conversaciones son sobre el colegio, el coche o la cena. Nunca sobre vosotros.
– No hay intimidad física ni afectiva.
Dormís juntos, pero no os tocáis. Los besos son por compromiso. Las caricias han desaparecido.
– No hacéis planes que ilusionen a los dos.
La relación vive en la logística, no en el deseo. Todo gira en torno a obligaciones.
– Hay un acuerdo mudo para no hablar de lo que pasa.
Sabéis que algo se rompió. Pero evitarlo es más fácil que nombrarlo. Y así, se aguanta.
– Sentís que estáis aguantando, no eligiendo.
Os quedáis porque es lo más cómodo, porque romperlo todo parece un caos. Pero no porque queráis estar ahí de verdad.
Esto es lo que sostiene muchas relaciones que por fuera parecen tranquilas.
Pero por dentro, están vacías.
Sin conflicto, sí.
Pero también sin piel, sin risa, sin presente.
Qué aporta la terapia cuando ya no hay vínculo
No sirve para volver a ser como antes.
Ni para “mejorar la convivencia”.
No hay herramientas para eso.
Lo que sí puede hacer es poner las cosas sobre la mesa.
Sin rodeos.
Sin adornos.
– Puede nombrar la distancia que estáis disimulando.
– Puede preguntar si aún queda algo que merezca ser reconstruido.
– Puede mostrar si lo que hay es amor o solo miedo a romperlo todo.
– Y puede ayudar a decidir si seguir así tiene sentido, o ya no.
Pero si venís solo para no remover nada, no va a servir.
Porque lo que hace una sesión así es romper la superficie.
Y si no estáis dispuestos a mirar lo que hay debajo, lo único que queda es incomodidad.
La terapia no arregla.
Aclara.
Y a veces, lo que aclara… es que ya no hay nada.
¿Se puede recuperar la conexión?
Depende.
Pero no de cuánto os queréis.
Depende de si aún queda algo vivo. Y de si estáis dispuestos a moveros.
No se reconstruye desde la rutina.
Ni desde el “vamos tirando”.
Hace falta contacto. Presencia. Decisión.
Si uno de los dos ya se ha ido por dentro, aunque siga físicamente, no hay vuelta.
No se puede reconstruir con alguien que ya no está.
Pero si hay verdad, si hay ganas reales, si hay voluntad de tocar lo que duele…
entonces quizá sí.
La pregunta no es si podéis.
La pregunta es si queréis.
Y si lo que queréis no es lo mismo,
entonces al menos dejaréis de engañaros.dejar de repetir.
Cómo son las sesiones en una Terapia de pareja para relaciones sin intimidad
No trabajo con guiones.
No busco que os reconciliéis a toda costa.
Y no me interesa que salgáis de la sesión con deberes.
Trabajo con personas que ya no saben si están en pareja o solo están compartiendo casa.
Con quienes no quieren seguir así, pero tampoco saben si romper o reconstruir.
Con quienes necesitan claridad. No consuelo.
La sesión no es cómoda.
Pero sí puede ser el primer momento real en meses.
Donde alguien nombra lo que lleváis callando.
Y os obliga a decidir si seguís manteniendo la fachada, o si hacéis algo con lo que queda.

Soy Eugenio.
Trabajo con personas que atraviesan momentos difíciles en su relación. En la terapia de pareja, no busco mediar ni dar consejos.
Escucho, hago preguntas, y ayudo a que cada uno vea con más claridad qué necesita y qué ya no puede sostener.
Sin juicios. Sin empujar. Con honestidad.
Podéis seguir aguantando.
Haciendo como que no pasa nada.
Diciendo que “ya se pasará” o que “así son todas las parejas”.
O podéis decidir si todavía hay algo por lo que pelear.
Y si no lo hay, dejar de mentiros.
Solo hace falta que uno de los dos no quiera seguir igual.
Con eso basta para empezar.
Cómo se empieza la terapia de pareja (y por dónde se sigue)
A la terapia de pareja se entra por el Servicio técnico del alma.
Ahí se ve si el vínculo tiene arreglo o si lo que toca es cerrar.
Desde ahí, el camino se bifurca:
si hay base y queréis probar de verdad → Tres semanas de presencia,
si ya está claro pero cuesta soltar, o vienes solo → Frente al miedo.
Si decides moverte, esto es lo que hago.
Esto no va de hablar.
Va de mover.
Y para eso, hay tres formas posibles.
Cada una sirve para un momento distinto.

▸ Frente al miedo
Una hora de trabajo real.
Puedes venir una vez,
pero lo que transforma de verdad es volver:
semana a semana, cada quince días, o al mes.
No hay estructura fija.
Hay compromiso.

▸ Servicio técnico del alma
Una sola sesión intensiva de dos horas.
Una revisión profunda para ver qué sigue funcionando
y qué hay que dejar.
Entras, miras todo, sales con dirección.
Sin proceso. Sin vueltas.
Si aún dudas, mándame un mensaje o llámame. No para convencerte, sino para ver si este espacio es el que necesitas. Eugenio:
Si quieres ver en detalle en qué casos la terapia ayuda y en cuáles no, puedes leer Terapia de pareja: cuando sirve y cuando no
Ir directo
Sobre este lugar
→ Quién soy
(No es una empresa. Hay una persona detrás. Aquí puedes ver quién.)
→ Contactar por WhatsApp (+34 659 88 12 63)
(Si no lo tienes claro, puedes escribir directo. No hay robots.)
→ Fuera del Mapa
(Si quieres entender mejor desde dónde se concibe Apegos Posibles.)

