Sé que no me eligen… y aun así me quedo

Sé que no me eligen.
Lo veo.
No hace falta que me lo digan.
Lo noto en cómo esa persona me escribe solo cuando quiere,
en cómo desaparece cuando le va bien,
en cómo siempre soy yo quien espera
y la otra parte decide cuándo aparecer.
Y aun así me quedo.
No porque quiera seguir.
Porque da miedo ser quien corte.
Da miedo confirmar lo que ya sé:
que nunca fui prioridad para esa persona.
Por eso trago silencios.
Por eso acepto lo mínimo.
Por eso me agarro a cualquier gesto pequeño
como si significara algo.
No estoy esperando amor.
Estoy esperando no sentirme descartable. Es patético, pero es verdad.
Esa es la parte que cuesta decir sin bajar la mirada.
Me cuento historias para no mirar de frente.
Que ahora hay lío.
Que hace falta tiempo.
Que soy yo quien exagera.
Excusas que uso para no enfrentar lo que duele:
si hubiera interés real, estaría de verdad, con todo.
Y no está.
Lo que me tiene en el laberinto no es la relación.
No sigo por la otra persona.
Sigo porque no quiero enfrentarme a mi vida sin esa presencia, aunque sea mínima.
Eso es lo que pesa.
Me cuesta admitir que sigo aquí por eso
por miedo a quedarme con mi propia decisión sin poder apoyarme en otro.
Pero es así.
Y cada día que aguanto, me pierdo un poco más.
No es solo cómo es tu pareja. Es qué haces tú con eso.
Puedes entender el apego evasivo, saber que se aleja por miedo, reconocer que no lo hace contra ti.
Pero si cada vez que desaparece, tú aguantas en silencio…
si callas, si te adaptas, si no pides por no incomodar…
Entonces ya no estás eligiendo desde ti.
Estás esperando que algo cambie sin moverte.
Y ahí no sirve saber más.
Ahí solo sirve elegir distinto.
Y ver lo que esa elección implica.
¿Quieres seguir leyendo o prefieres verte en lo que haces tú cuando él se aleja?
¿Quieres seguir leyendo,
o prefieres verte en lo que haces tú cuando la otra persona se aleja?
Entonces no entres. Lo que vas a ver dentro no es explicación, es reflejo.
Y a veces, eso duele más que la teoría.
Entonces entra.
Es un recorrido donde eliges desde lo que haces tú.
Y cada decisión te muestra su precio.
No es un test. Es un cruce de decisiones.
Si eliges desde el miedo, lo sabes: te apagas o te acaban dejando.
Si eliges desde la verdad, te expones: el otro se muestra… o desaparece.
Pero al menos, esta vez, tú estás.
→ Entrar al recorrido: Quedarte sin perderte
Si decides moverte, esto es lo que hago.
Hay un tramo.
Tres semanas intensas.
Tres sesiones sin reloj, por videollamada.
Y entre ellas sigo ahí —por WhatsApp.
Lo que te coloca en tu sitio ocurre entre una sesión y otra.
Este tramo sirve para una cosa:
salir del punto donde llevas tiempo atrapado.
En pareja o solo.
Según lo que tengas que mover.
Relaciones que duelen.
Lugares donde no cabes.
Rupturas que no se cierran.
Decisiones que aplazas.
Patrones que vuelven.
Si estás en ese punto, entra:
Tres Semanas de PresenciaFormas de moverse
Dos tramos. Según dónde estés.
> TRES SEMANAS DE PRESENCIA → cuando estás atrapado y necesitas decidir.
> SEGUIR EN PIE → cuando estás cayendo y necesitas no romperte.
→ Si ya nos conocemos. Sesiones. Lo que ya existe no empieza de cero.
Sobre este lugar
→ Quién soy
(No es una empresa. Hay una persona detrás. Aquí puedes ver quién.)
→ Contactar por WhatsApp (+34 659 88 12 63) / Email (voz@apegosposibles.com)
(Si no lo tienes claro, puedes escribir directo. No hay robots.)
→ Fuera del Mapa
(Si quieres entender mejor desde dónde se concibe Apegos Posibles.)
Territorios
Decisiones no tomadas
Un canal por email
sobre decisiones que no se toman cuando toca.
→ Apuntarse al canal
Otros contenidos
→ Terapia de pareja online
Posibles. Calle de las Higueras, 6. 28770. Colmenar Viejo. Madrid


