Esto no es amor. Es dependencia emocional.

no es amor es dependencia emocional

No es amor. Es hambre.

Lo sabes porque no te calma.
Porque cada vez que te dice que todo va bien, tú dudas.
Y cuando parece que se aleja, entras en pánico.

Eso no es amor.
Es hambre.

No quieres estar con esa persona.
Necesitas que no te deje.

No buscas compartir.
Buscas sostenerte en algo que no se derrumbe.
Porque si se va, tú no sabes qué queda.

Y eso no es querer mucho.
Es no poder estar solo contigo mismo.

Lo que haces sin darte cuenta

Dejas de decir lo que piensas.
Te acobardas en frases, gestos, decisiones.
Justificas todo.
Te dices que “no es para tanto”.
Pides cariño como quien pide permiso.
Esperas señales, migas, cualquier gesto.
Te adaptas a lo que sea, con tal de que no se acabe.

No te das cuenta.
Pero ya no eres tú.
Eres la versión que crees que el otro puede aceptar.

Y cuando te miras, no sabes si lo que tienes es amor…
o solo un miedo muy bien vestido.

El ciclo que te atrapa

Primero idealizas.
Crees que esta vez sí.
Que esta relación va a darte lo que no tuviste.
Que por fin te han elegido.

Después te decepcionas.
Porque no llega.
Porque no responde como esperabas.
Porque el vínculo empieza a doler.

Pero en vez de irte, te enganchas más.
Te esfuerzas.
Te adaptas.
Te preguntas qué estás haciendo mal.

Y cuando no funciona, te desgastas.
Te sientes pequeño.
Inseguro.
Reaccionas como puedes. A veces rogando. A veces atacando.

Y luego te culpas.
Te dices que eres demasiado intenso.
O que no sabes querer bien.
O que tienes que aprender a estar solo.

Y entonces vuelves a idealizar.
Y el ciclo empieza de nuevo.

No es tu culpa. Pero sí es tu vida.

Hay quienes aprenden desde pequeños que para que te quieran, tienes que complacer.
Que para que no se vayan, tienes que agradar.
Y así empiezas a ceder, a adaptarte, a ponerte en segundo plano.

Hasta que un día, ya no sabes lo que quieres.
Solo sabes lo que no quieres perder.

Decía que se conformaba.
Que quizá pedía demasiado.
Que no sabía estar solo.

Pero no era eso.
Era que nunca nadie lo había querido sin que tuviera que esforzarse hasta desaparecer.

Así que seguía ahí.
Aunque no lo valoraran.
Aunque no lo escucharan.
Aunque todo en esa persona gritara que eso no era vida.

Y no, no era su culpa.
Pero quedarse ahí… sí era su decisión.

¿Quieres salir? Deja de hacer esto

No necesitas entender más.
Necesitas dejar de hacer lo que te hunde.
Y sí, te va a incomodar.

Empieza por esto:

Deja de justificar lo que te duele.
No todo se habla. Simplemente hay cosas que se dejan de tolerar.

Deja de traducir tus necesidades.
Si quieres afecto, dilo. No lo disfraces de humor, ironía o indirectas.

Deja de hacerte pequeño para que el otro no se asuste.
Si tu intensidad molesta, ya te lo han dicho todo, ese no es tu lugar.

Deja de pedir cariño como si molestara.
No estás exigiendo. Estás preguntando si puedes contar con la otra persona.

Deja de aguantar solo por miedo a estar sola.
El miedo no se va aguantando. Se va eligiendo bien.

No necesitas dejar de sentir.
Necesitas empezar a actuar distinto.
Aunque te tiemblen las piernas.

¿Y si no puedes?

Entonces no lo maquilles.
Admítelo.

Si sabes que esto te consume,
si llevas años girando en el mismo patrón,
si te repites que vas a cambiar… y no cambias,
no necesitas comprensión.
Necesitas otro marco.

Salir de una relación que te vacía no se hace desde la lucidez.
Se hace desde la incomodidad sostenida.
Desde la posición que no te deja engañarte.

No necesitas terapia para entenderte.
Necesitas a alguien que te confronte.
Que te diga lo que no quieres oír.
Que te sostenga cuando tu cuerpo diga “vuelve”.

Si no puedes solo, no es debilidad.
Es que no se sale de la dependencia solo con ganas.
Se sale con otra forma de estar en el mundo.

Y si no sabes por dónde empezar, empieza por aquí:
deja de llamarlo amor.

terapia dependencia emocional

Cuando sabes que no es amor, es adicción, pero no puedes salir

No es debilidad. Es miedo a quedarte sin nada. Has aprendido a aferrarte para no caer. Pero seguir ahí también duele.
Y llega un momento en que el cuerpo pide irse.  Empezar a liberarte de verdad →


Lo que encontrarás en esta sección

No se trata de dejar de necesitar.
Se trata de aprender a sostener vínculos sin perderte.

Aquí tienes los artículos que dan cuerpo a este bloque. Puedes empezar por donde quieras, pero lo importante es que no te quedes solo en las ideas:

Herramienta práctica

  • Test de dependencia emocional
    Para ver dónde estás. No como diagnóstico, sino como punto de partida. Lo importante no es el resultado. Es qué haces con él.

Dependencia emocional


Sobre este lugar

Quién soy
(No es una empresa. Hay una persona detrás. Aquí puedes ver quién.)

Contactar por WhatsApp (+34 659 88 12 63)
(Si no lo tienes claro, puedes escribir directo. No hay robots.)

Fuera del Mapa
(Si quieres entender mejor desde dónde se concibe Apegos Posibles.)