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Apego infantil y Apego adulto. Implicaciones en las relaciones de pareja.
Autor: R. Chris Fraley | Universidad de Illinois
Los estudios sobre apego adulto se basan en el supuesto de que el mismo sistema activo que da lugar al estrecho vínculo emocional entre padres e hijos es el responsable del vínculo que se establece entre los adultos en las relaciones de pareja. El objetivo de este artículo es proporcionar una breve exposición de la investigación sobre el apego adulto, la clave de las principales ideas teóricas y una muestra de algunos de los hallazgos descubiertos con estas investigaciones. Este artículo ha sido escrito para personas que están interesadas en aprender más acerca del apego adulto y sus relaciones de pareja.
La teoría de apego de Jhon Bowlby
La teoría del apego fue desarrollada originalmente por John Bowlby (1907 - 1990), un psicoanalista británico que intentaba comprender la intensa angustia experimentada por los bebés que habían sido separados de sus padres.
Bowlby observó que los bebés separados de sus progenitores podrían llegar a extremos extraordinarios para evitar la separación o para restablecer la proximidad de un progenitor ausente (por ejemplo: llorar desconsoladamente, aferrarse con fuerza a esa figura por temor a la separación, buscar frenéticamente a sus progenitores al perderlos).
En el momento de los estudios iniciales de Bowlby la tendencia de la época se basaba en el psicoanálisis y sostenía que estas expresiones eran manifestaciones de mecanismos de defensa inmaduros que operaban para reprimir el dolor emocional, pero Bowlby señaló que tales expresiones son comunes a una amplia variedad de especies de mamíferos, y especuló con que estos comportamientos podían provenir y tener una función evolutiva.
Basándose en la etología (estudio científico del comportamiento humano y animal), Bowlby postuló que estos comportamientos de protesta asociados al apego, como son el llanto y la búsqueda ansiosa del progenitor, eran respuestas adaptativas de los niños a la separación de una figura de apego primaria: alguien que brinda apoyo, protección y cuidado. Debido a que los bebés humanos, al igual que otras crías de mamíferos, no pueden alimentarse ni protegerse a sí mismos, dependen del cuidado y la protección de los adultos "mayores y más sabios". Bowlby argumentó que, a lo largo de la historia evolutiva, los bebés que pudieron mantener la proximidad a una figura de apego a través de conductas de protesta motivadas por un sistema de apego activado tendrían más probabilidades de sobrevivir hasta la edad reproductiva. Según Bowlby, un sistema de activación, lo que él llamó el sistema de comportamiento del apego , fue gradualmente "diseñado" por la selección natural para regular la proximidad a una figura de apego.
El sistema de comportamiento de apego es un concepto importante en la teoría del apego porque proporciona el vínculo conceptual entre los modelos etológicos del desarrollo humano y las teorías modernas sobre la regulación y la personalidad de las emociones.
Según Bowlby, el sistema de apego esencialmente se "hace" la siguiente pregunta fundamental:
¿Mi figura de apego está cerca, es accesible y está atenta a mi?
- Si el niño percibe que la respuesta a esta pregunta es "sí", se siente amado, seguro y confiado, y, es probable que explore su entorno con autonomía, juegue con los demás y sea sociable.
- Sin embargo, si el niño percibe que la respuesta a esta pregunta es "no", el niño experimenta ansiedad y, conductualmente, es probable que muestre comportamientos de apego que van desde la simple búsqueda visual al seguimiento activo y las señales vocal (llanto y gritos). Estos comportamientos continúan hasta que el niño sea capaz de restablecer un nivel deseable de proximidad física o psicológica con la figura de apego, o hasta que el niño "se agote", como puede suceder en el contexto de una separación o pérdida prolongada. En tales casos, Bowlby creía que los niños pequeños experimentaban una profunda desesperación y depresión.
Así pues, el conjunto de metas del sistema de comportamiento de apego es la de mantener un vínculo con una figura de apego accesible y disponible.
«Alarma» es el término usado para la activación del sistema conductual del apego causado por el miedo o el peligro.
«Ansiedad» es la anticipación o el miedo de ser descartado por la figura de apego. Si la figura no está disponible o no responde, ocurre la angustia por la separación.
Los diferentes tipos de apego infantil
Aunque Bowlby creía que la dinámica básica descrita anteriormente abarcaba las dinámicas habituales del sistema conductual de apego, reconoció que existen diferencias individuales en la forma en que los niños evalúan el acceso a la figura de apego y cómo regulan su comportamiento de apego en respuesta a las amenazas.
Sin embargo, no fue sino hasta que su colega, Mary Ainsworth (1913-1999), comenzó a estudiar sistemáticamente las separaciones entre padres e hijos que se articuló una comprensión formal de estas diferencias individuales.
Ainsworth y sus alumnos desarrollaron una técnica llamada "situación extraña", un procedimiento de laboratorio para estudiar el apego de los niños con sus progenitores.
En una situación extraña, los niños de 12 a 18 meses y sus padres son llevados a una habitación con juguetes donde se les puede observar, y son sistemáticamente separados y reunidos el uno con el otro.
- En la situación extraña, la mayoría de los niños (es decir, alrededor del 60%) se comportan de la manera implícita en la teoría de Bowlby, cumplen con lo que se puede predecir: Se molestan cuando el padre o la madre se van de la habitación, pero cuando él o ella regresan, buscan activamente a los padres y son fácilmente consolados por él o ella. Los niños que exhiben este patrón de comportamiento a menudo se llaman seguros. Sin embargo,
- Otros niños (alrededor del 20% o menos) se sienten incómodos inicialmente, y, después de la separación, se les ve extremadamente angustiados. Es importante destacar que, cuando se reúnen con sus padres, estos niños tienen dificultades para calmarse, y a menudo muestran comportamientos conflictivos que sugieren que desean ser consolados, pero que también quieren "castigar" a los padres por irse. A estos niños a menudo se les llama resistentes, ambivalentes o ansiosos.
- El tercer patrón de apego que Ainsworth y sus colegas documentaron se llama evasivo, evitativo o huidizo. Los niños evitativos (aproximadamente el 20%) no parecen demasiado angustiados por la separación, y, al reunirse, evitan activamente buscar contacto con sus padres, a veces volcándose a jugar con objetos en la habitación antes que recibir con alegría a sus padres.
Frecuencia de los tipos de apego en edad infantil
El trabajo de Ainsworth fue importante por al menos tres razones.
- En primer lugar, proporcionó una de las primeras demostraciones empíricas de cómo el comportamiento del apego se modela en contextos de la infancia según estos sean seguros o turbadores.
- En segundo lugar, proporcionó la primera clasificación empírica de las diferencias individuales en los patrones de apego infantil. De acuerdo con su investigación, existen al menos tres tipos de niños: los que están seguros en su relación con sus padres, los que son inseguros-ansiosos y los inseguros-evitativos.
- Finalmente, ella demostró que estas diferencias individuales se correlacionaron con las interacciones entre padres e hijos en el hogar durante el primer año de vida. Los niños que parecen seguros en una situación extraña, por ejemplo, tienden a tener padres que responden a sus necesidades. Los niños que parecen inseguros en la situación extraña (es decir, tendentes a la ansiedad o a la evitación) a menudo tienen padres que son insensibles a sus necesidades, o inconsistentes o que rehusan la atención que les deben brindar. En los años que siguieron, varios investigadores han demostrado vínculos entre la sensibilidad temprana de los padres y la capacidad de respuesta y la seguridad del apego.
El apego en las relaciones de pareja
Aunque Bowlby se enfocó principalmente en comprender la naturaleza de la relación entre niño y cuidador, creía que el apego caracterizaba la experiencia humana desde "la cuna hasta la tumba".
Sin embargo, no fue hasta mediados de la década de 1980 que los investigadores comenzaron a tomar en serio la posibilidad de que los procesos de apego se desarrollen en la adultez. Hazan y Shaver (1987) fueron dos de los primeros investigadores en explorar las ideas de Bowlby en el contexto de las relaciones amorosas. Según Hazan y Shaver, el vínculo emocional que se desarrolla entre parejas sentimentales es, en parte, una función del mismo sistema motivacional, el sistema conductual de apego, que da lugar al vínculo emocional entre los bebés y sus cuidadores. Hazan y Shaver señalaron que la relación entre los bebés y los cuidadores y la relación entre parejas románticas adultas comparten las siguientes características:
- ambos se sienten seguros cuando el otro está cerca y responde
- ambos participan en un contacto estrecho, íntimo y corporal
- ambos se sienten inseguros cuando el otro es inaccesible
- ambos comparten reconocimiento y revelaciones el uno con el otro
- ambos se comunican y juegan mediante rasgos faciales y muestran una fascinación y preocupación mutua
Sobre la base de estos paralelismos, Hazan y Shaver argumentaron que las relaciones románticas adultas, como las relaciones entre bebés y cuidadores, son apegos, y que el amor romántico es una propiedad del sistema de comportamiento del apego, así como los sistemas de motivación que dan lugar a la prestación de cuidados y a la sexualidad.
Trabajo de Hazan y ShaverTres implicaciones de la teoría del apego adulto
La idea de que las relaciones románticas pueden ser relaciones de apego ha tenido una profunda influencia en la investigación moderna sobre las relaciones de pareja. Hay al menos tres implicaciones críticas de esta idea:
Primero, si las relaciones románticas adultas son relaciones de apego, entonces debemos observar las mismas diferencias individuales en las relaciones adultas que Ainsworth observó en las relaciones entre niños y cuidadores. Podemos esperar que algunos adultos, por ejemplo, estén seguros en sus relaciones, que se sientan seguros de que sus compañeros estarán allí para ayudarlos cuando sea necesario y estén dispuestos a depender de los demás y hacer que otros dependan de ellos. Deberíamos esperar que otros adultos, por el contrario, sean inseguros en sus relaciones. Por ejemplo, algunos adultos inseguros pueden ser proclives a la ansiedad : les preocupa que los demás no los amen completamente, y se frustran fácilmente o se enojan cuando no se satisfacen sus necesidades de apego. Otros pueden ser evasivos: pueden parecer que no les importan demasiado las relaciones cercanas, y pueden preferir no depender demasiado de otras personas o hacer que los demás no dependan demasiado de ellas.
Segundo, si las relaciones románticas adultas son relaciones de apego, entonces la forma en que las relaciones adultas "funcionan" debería ser similar a la forma en que funcionan las relaciones entre niños y cuidadores . En otras palabras, los mismos tipos de factores que facilitan la exploración en los niños (es decir, tener un cuidador receptivo) deberían facilitar la exploración entre adultos (es decir, tener un compañero receptivo). Los tipos de cosas que hacen que una figura de apego sea "deseable" para los bebés (es decir, receptividad, disponibilidad) son los tipos de factores que los adultos deberían considerar deseables en las parejas románticas. En resumen, las diferencias individuales en el apego deberían influir en el funcionamiento relacional y personal en la adultez de la misma manera que lo hacen en la infancia.
Tercero, si un adulto es seguro o inseguro en sus relaciones adultas puede ser un reflejo parcial de sus experiencias con sus cuidadores principales, de su infancia. Bowlby creía que las representaciones mentales o modelos de trabajo (es decir, expectativas, creencias, "reglas" o "guiones" para comportarse y pensar) que un niño tiene con respecto a las relaciones son una función de sus experiencias de cuidado. Por ejemplo, un niño seguro tiende a creer que los demás estarán allí para él porque las experiencias previas le han llevado a esta conclusión. Una vez que un niño ha desarrollado tales expectativas, tenderá a buscar experiencias relacionales que sean consistentes con esas expectativas y percibir a los demás de una manera que esté coloreada por esas creencias. Según Bowlby, este tipo de proceso debería promover la continuidad en los patrones de apego durante el curso de la vida, aunque es posible que el patrón de apego de una persona cambie si sus experiencias relacionales son inconsistentes con sus expectativas. En resumen, si asumimos que las relaciones adultas son relaciones de apego, es posible que los niños que están seguros como niños crezcan seguros en sus relaciones amorosas.
En las siguientes secciones, abordo brevemente estas tres implicaciones a la luz de la investigación temprana y contemporánea sobre el apego de adultos.
1º. ¿Observamos los mismos tipos de patrones de apego entre los adultos que observamos entre los niños?
La investigación más temprana sobre el apego de adultos incluyó el estudio de la asociación entre las diferencias individuales en el apego adulto y la forma en que las personas piensan sobre sus relaciones y sus recuerdos sobre cómo son sus relaciones con sus padres. Hazan y Shaver (1987) desarrollaron un cuestionario simple para medir estas diferencias individuales. (Estas diferencias individuales a menudo se conocen como estilos de apego , patrones de apego , orientaciones de apego o diferencias en la organización del sistema de apegos). En resumen, Hazan y Shaver pidieron a los sujetos de investigación que lean los tres párrafos enumerados a continuación e indiquen qué párrafo se caracteriza mejor por la manera en que piensan, sienten y se comportan en relaciones cercanas:
- A. Me siento algo incómodo al estar muy cerca de mi pareja. Me resulta difícil confiar en mi pareja por completo, me es difícil permitirme depender de ella. Estoy nervioso cuando se acerca demasiado, y a menudo, mis parejas quieren más intimidad de la que me haría sentir cómodo.
- B. Me resulta relativamente fácil acercarme a mis parejas y me siento cómodo dependiendo de ellas y de que dependan de mí. No me preocupa que me abandonen o que alguien se acerque demasiado a mí o quiera mucha intimidad.
- C. Me parece que mis parejas se muestran reacias a acercarse tanto como a mi me gustaría. A menudo me preocupa que mi pareja no me quiera o no quiera quedarse conmigo. Quiero estar muy unida a mi compañero, y esto a veces asusta a la gente.
Sobre la base de esta medida de tres categorías, Hazan y Shaver descubrieron que la distribución de las categorías era similar a la observada en la infancia.
Frecuencia de los tipos de apego en edad adulta
Aunque esta medida sirvió como una forma útil de estudiar la asociación entre los estilos de apego y el funcionamiento de la relación, no permitió una prueba completa de la hipótesis de que los mismos tipos de diferencias individuales observadas en los bebés pudieran manifestarse entre los adultos. (En muchos sentidos, la estadística de Hazan y Shaver asumió que esto era cierto.) La investigación posterior ha explorado esta hipótesis de varias maneras. Por ejemplo, Kelly Brennan y sus colegas recogieron una serie de declaraciones (por ejemplo, "creo que otros estarán allí cuando los necesito") y estudiaron la forma en que estas declaraciones "se juntan" estadísticamente (Brennan, Clark y Shaver , 1998). Los hallazgos de Brennan sugirieron que hay dos dimensiones fundamentales con respecto a los patrones de apego adulto.
- Una variable crítica ha sido etiquetada como ansiedad relacionada con el apego. Las personas que obtienen una puntuación alta en esta variable tienden a preocuparse por si su pareja está disponible, receptiva, atenta, etc. Las personas que obtienen puntajes bajos en esta variable son más seguras en cuanto a la capacidad de respuesta percibida de sus parejas.
- La otra variable crítica se llama evitación relacionada con el apego. Las personas en el extremo superior de esta dimensión prefieren no confiar en los demás o abrirse a los demás. Las personas en el extremo inferior de esta dimensión se sienten más cómodas al intimar con los demás y son más seguras dependiendo de que otros dependan de ellas.
- Un adulto de prototipo seguro es bajo en estas dos dimensiones.
Los hallazgos de Brennan son críticos porque los análisis recientes del patrón estadístico del comportamiento entre bebés en el experimento de la situación extraña revelan dos dimensiones funcionalmente similares: una que capta la variabilidad en la ansiedad del niño y otra que capta la variabilidad en la disposición del niño para encontrar en sus progenitores un refugio donde apoyarse (ver Fraley & Spieker, 2003a, 2003b). Funcionalmente, estas dimensiones son similares a las dos dimensiones descubiertas entre los adultos, lo que sugiere que existen patrones de apego similares en diferentes momentos de la vida.
2º. ¿Las relaciones románticas adultas 'funcionan' de la misma manera que las relaciones entre bebés y cuidadores?
Ahora hay una creciente cantidad de investigaciones que sugieren que las relaciones románticas adultas funcionan de manera similar a las relaciones entre bebés y cuidadores, con algunas excepciones notables, por supuesto.
La investigación en adultos que se separaban de sus parejas en un aeropuerto demostró que los comportamientos de cuidados y de protesta relacionados con el apego eran evidentes, y que la regulación de estos comportamientos estaba asociada con estilo de apego (Fraley y Shaver, 1998). Por ejemplo, mientras que las parejas que se separan generalmente mostraron más comportamiento de apego que las parejas que no se separan, los adultos altamente evitativos mostraron mucho menos comportamiento de apego que los adultos menos evitativos.
Elección de pareja
Los estudios transculturales sugieren que el patrón de apego seguro en la infancia es universalmente considerado el patrón más deseable por las madres (ver van IJzendoorn y Sagi, 1999). Por razones obvias, no existe un estudio similar que pregunte a los bebés si preferirían una figura de apego que les proporcione seguridad. Los adultos que buscan relaciones a largo plazo identifican las cualidades receptivas del cuidado, como la atención, la calidez y la sensibilidad, como los más "atractivos" en posibles parejas (Zeifman y Hazan, 1997). A pesar del atractivo de las cualidades de seguridad, sin embargo, no todos los adultos están emparejados con personas de estilo de apego seguro.
Base segura y comportamiento de refugio seguro
En la infancia, los bebés seguros tienden a ser los más equilibrados, en el sentido de que son relativamente flexibles, se llevan bien con sus compañeros y son muy apreciados. Tipos similares de patrones han surgido en la investigación sobre el apego adulto. En general, los adultos seguros tienden a estar más satisfechos en sus relaciones que los adultos inseguros. Sus relaciones se caracterizan por una mayor durabilidad, confianza, compromiso e interdependencia (por ejemplo, Feeney, Noller y Callan, 1994), y es más probable que se apoyen en su pareja afectiva como una base segura desde la cual explorar el mundo (por ejemplo, Fraley). Y Davis, 1997).
Una gran parte de la investigación sobre el apego de adultos se ha dedicado a descubrir los mecanismos conductuales y psicológicos que promueven la seguridad y aseguran el comportamiento de base en los adultos. Ha habido dos descubrimientos importantes hasta el momento:
- Primero y de acuerdo con la teoría del apego, los adultos seguros tienen más probabilidades que los adultos inseguros de buscar apoyo de sus parejas cuando están angustiados. Además, es más probable que sean capaces de proporcionar apoyo a sus compañeros cuando están angustiados (por ejemplo, Simpson et al., 1992).
- En segundo lugar, las atribuciones que las personas inseguras hacen con respecto al comportamiento de su pareja durante y después de conflictos relacionales exacerban, en lugar de aliviar, sus inseguridades (p. Ej., Simpson et al., 1996).
Mecanismo de evitación y mecanismos de defensa
De acuerdo con la teoría del apego, los niños difieren en los tipos de estrategias que utilizan para regular la ansiedad relacionada con el apego. Después de una separación y reunión, por ejemplo, algunos niños inseguros se acercan a sus padres, pero con ambivalencia y resistencia, mientras que otros se retiran de sus padres, aparentemente minimizando los sentimientos y el comportamiento relacionados con el apego. Una de las grandes preguntas en el estudio del apego infantil es si los niños que se retiran de sus padres -niños evitativos o evasivos- están realmente menos angustiados o si su comportamiento defensivo es un encubrimiento de sus verdaderos sentimientos de vulnerabilidad. La investigación que ha medido la capacidad de atención de los niños, la frecuencia cardíaca,
La investigación reciente sobre el apego de adultos ha revelado algunas complejidades interesantes con respecto a las relaciones entre evitación y defensa. Aunque algunos adultos evitativos, a menudo llamados adultos temerosamente evitativos, están mal equilibrados a pesar de su naturaleza defensiva, otros, a menudo llamados adultos despedido-evitativo, pueden usar estrategias defensivas de una manera adaptativa.
(A traducir de forma comprensible): Por ejemplo, en una tarea experimental en la que se instruyó a los adultos para discutir la pérdida de su pareja, Fraley y Shaver (1997) encontraron que despedir a individuos (es decir, individuos que tienen una dimensión alta de evitación relacionada con el apego pero baja en la dimensión del apego ansiedad relacionada) fueron tan afligidos fisiológicamente (según lo evaluado por las medidas de conductancia de la piel) como otros individuos. Sin embargo, cuando se les ordenó suprimir sus pensamientos y sentimientos, despedir a los individuos fue capaz de hacerlo de manera efectiva. Es decir, podrían desactivar su activación fisiológica hasta cierto punto y minimizar la atención que prestaban a los pensamientos relacionados con el apego.
3º. ¿Los patrones de apego son estables desde la infancia hasta la edad adulta?
Tal vez la implicación más provocativa y controvertida de la teoría del apego adulto es que el estilo de apego de una persona como adulto está determinado por su interacción con las figuras de apego de los padres.
Aunque la idea de que las primeras experiencias de apego pueden tener una influencia en el estilo de apego en las relaciones de pareja es relativamente indiscutible, las hipótesis sobre el origen y el grado de solapamiento entre los dos tipos de estilo de apego (el infantil y el adulto) han sido polémicas.
Hay al menos dos cuestiones involucradas al considerar la cuestión de la estabilidad del apego desde la infancia al adulto:
(a) ¿Cuánta similitud existe entre la seguridad que tienen las personas con las que actúan y se relacionan en sus vidas (por ejemplo, madres, padres, parejas)? y
(b) Con respecto a cualquiera de estas relaciones, ¿Cómo de estable es la seguridad en el tiempo?
Con respecto a esta primera cuestión, parece que hay un grado moderado de solapamiento entre la seguridad que las personas sienten con sus madres, por ejemplo, y lo seguros que se sienten con sus parejas. Fraley, por ejemplo, recopiló las medidas de personas que realizaron un autoinforme de su estilo de apego actual con una figura parental significativa y con su pareja actual, y encontró correlaciones que oscilaban entre aproximadamente .20 a .50 (es decir, pequeño a moderado) entre los dos tipos de relaciones de apego.
Coeficiente de correlación de Karl Pearson
Dado dos variables, la correlación permite hacer estimaciones del valor de una de ellas conociendo el valor de la otra variable. Los coeficientes de correlación son medidas que indican la situación relativa de los mismos sucesos respecto a las dos variables, es decir, son la expresión numérica que nos indica el grado de relación existente entre las 2 variables y en qué medida se relacionan. Son números que varían entre los límites +1 y -1. Su magnitud indica el grado de asociación entre las variables; el valor r = 0 indica que no existe relación entre las variables; los valores ( 1 son indicadores de una correlación perfecta positiva (al crecer o decrecer X, crece o decrece Y) o negativa (Al crecer o decrecer X, decrece o crece Y).
Valor | Significado | ||
-1 | Correlación negativa grande y perfecta | ||
-0,9 a -0,99 | Correlación negativa muy alta | ||
-0,7 a -0,89 | Correlación negativa alta | ||
-0,4 a -0,69 | Correlación negativa moderada | ||
-0,2 a -0,39 | Correlación negativa baja | ||
-0,01 a -0,19 | Correlación negativa muy baja | ||
0 | Correlación nula | ||
0,01 a 0,19 | Correlación positiva muy baja | ||
0,2 a 0,39 | Correlación positiva baja | ||
0,4 a 0,69 | Correlación positiva moderada | ||
0,7 a 0,89 | Correlación positiva alta | ||
0,9 a 0,99 | Correlación positiva muy alta | ||
1 | Correlación positiva grande y perfecta |
Con respecto al segundo problema, la estabilidad del apego generado por los padres parece ser igual a una correlación de alrededor de .25 a .39 (Fraley, 2002). Solo hay un estudio longitudinal del que tenemos conocimiento que evaluó el vínculo entre la seguridad a la edad de 1 año en el experimento de la situación extraña y la seguridad de las mismas personas 20 años después en sus relaciones de pareja ya adultas. Este estudio no publicado descubrió una correlación de .17 entre estas dos variables (Steele, Waters, Crowell y Treboux, 1998).
La asociación entre experiencias de apego temprano y estilos de apego adulto también se ha examinado en estudios retrospectivos. Hazan y Shaver (1987) encontraron que los adultos que estaban seguros en sus relaciones de pareja eran más propensos a recordar sus relaciones de infancia con los padres como cariñosos, atentos y receptivos (véase también Feeney y Noller, 1990).
En base en este tipo de estudios, parece probable que los estilos de apego en el ámbito padres-hijo y los estilos de apego en el ámbito de la relación de pareja estén solo moderadamente relacionados en el mejor de los casos.
¿Cuáles son las implicaciones de tales hallazgos para la teoría del apego adulto? Según algunos autores, el enunciado más importante de la teoría es que el sistema de apego, un sistema originalmente adaptado para la etapa infantil, continúa influyendo en el comportamiento, el pensamiento y el sentimiento en la edad adulta (ver Fraley y Shaver, 2000).
Esta proposición puede sostenerse independientemente de si las diferencias individuales en la forma en que se organiza el sistema permanecen estables durante una década o más, y son estables en los diferentes tipos de relaciones de pareja.
Aunque los mecanismos sociales y cognitivos invocados por los teóricos del apego implican que la estabilidad en el estilo de apego puede ser la regla y no la excepción, estos mecanismos básicos pueden predecir la continuidad o discontinuidad a largo plazo, dependiendo de las formas precisas en que se conceptualizan (Fraley , 2002).
Fraley (2002) discutió dos modelos de continuidad derivados de la teoría del apego que hacen predicciones diferentes sobre la continuidad a largo plazo a pesar de que derivaron de los mismos principios teóricos básicos. Cada modelo supone que las diferencias individuales en las representaciones de apego se forman por la variación en las experiencias con los cuidadores en la primera infancia, y que, a su vez, estas primeras representaciones dan forma a la calidad de las experiencias de apego posteriores del individuo.
Sin embargo, un modelo asume que las representaciones existentes se actualizan y revisan a la luz de las nuevas experiencias de modo que las representaciones más antiguas finalmente se "sobrescriben". Los análisis matemáticos revelaron que este modelo predice que la estabilidad a largo plazo de las diferencias individuales se aproximará a cero.
El segundo modelo es similar al primero, pero hace la suposición adicional de que los modelos representacionales desarrollados en el primer año de vida se conservan (es decir, no se sobrescriben) y continúan influyendo en el comportamiento relacional a lo largo de la vida. Los análisis de este modelo revelaron que la estabilidad a largo plazo puede aproximarse a un valor límite distinto de cero.
El punto importante aquí es que los principios de la teoría del apego pueden usarse para derivar modelos de desarrollo que hacen predicciones sorprendentemente diferentes sobre la estabilidad a largo plazo de las diferencias individuales. A la luz de este hallazgo, la existencia de estabilidad a largo plazo de las diferencias individuales debe considerarse una cuestión empírica en lugar de una suposición de la teoría.
Preguntas pendientes y direcciones futuras para la investigación sobre el apego de adultos
Hay una serie de preguntas que las investigaciones actuales y futuras sobre el apego deben abordar.
Por ejemplo, es probable que, si bien algunas relaciones de pareja son relaciones de apego genuinas, otras no lo son. Será necesario para los futuros investigadores encontrar maneras de determinar si una relación está realmente cumpliendo funciones relacionadas con el apego.
En segundo lugar, aunque está claro por qué el comportamiento del apego puede cumplir una importante función evolutiva en la infancia, no está claro si el apego cumple una importante función evolutiva entre los adultos.
Tercero, todavía no tenemos una comprensión sólida de los factores precisos que pueden cambiar el estilo de apego de una persona. Con el interés de mejorar la vida de las personas.
2018 R. Chris Fraley