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8. Cómo tomar mejores decisiones

Para cerrar esta guía práctica para atravesar una ruptura sentimental nos centraremos en los aspectos que te permitirán mirar hacia adelante. Tanto el artículo anterior como este están enfocados en brindarte herramientas que te ayuden a saber que nada está perdido.

Donde alguna vez sentiste que te habían roto el corazón, ahora podrás encontrar espacio para trabajar en tu bienestar. Poco a poco comenzarás a sentirte más libre y esa sensación de novedad, de que tienes todo por descubrir, es algo muy agradable que aprenderás a disfrutar una vez que atravieses cada etapa del duelo.

Pero si tal vez no tengas muy en claro qué es lo que quieres para en esta nueva etapa que se abre ante tí, este artículo puede serte muy útil para descubrirlo.

Explora tus valores

Luego de una separación es normal tener la sensación de que no sabes para dónde ir o cuál es tu propósito. Puede que te cueste levantarte por las mañanas o encontrarle un sentido a lo que hacés debido a que tus rutinas han dado un giro completo.

Explorar tus valores y usarlos para guiarte es una buena forma de volver a conectar con tu esencia y con quien eres, independientemente de la relación que se ha terminado.

Los valores personales son esos principios que para tí definen lo que significa llevar una vida plena y feliz, aquello que tal vez veas en otras personas y te haga sentir que es justo lo que quieres para tí. En un sentido opuesto, también pueden ser aquello que sabes con seguridad que no deseas en tu vida y que buscas evitar a toda costa.

¿Qué valores te identifican?

Reflexionar acerca de qué cosas son importantes para tu vida es una forma de identificar tus valores. Quizás te atraiga la ambición y sientas que te identificas con aquellas personas que tienen valentía y perseverancia para alcanzar sus metas.

Tal vez te parezca valorable la humildad y priorices la modestia aún ante un gran triunfo o éxito en la vida. O la tenacidad y la resiliencia, y admires la capacidad para atravesar experiencias traumáticas o las consecuencias de una guerra.

Quizás lo más importante para tí sea la familia, el respeto, la fé, la rectitud y el autocontrol frente a la gratificación instantánea, o la integridad moral frente a las injusticias y la lucha por los ideales.

Tus valores esenciales tienen mucho peso porque los has ido incorporando a lo largo de tu vida en tu núcleo familiar, tu cultura, a través de tus pares y en otras relaciones amorosas. Son parte de tu identidad y suelen mantenerse estables a lo largo de tu vida.

Cuando tus acciones están alineadas con tus valores y actúas en consecuencia, más allá de lo que otros puedan pensar, te vuelves una persona más auténtica y confiable. Así, lo que haces a diario tiene un sentido mayor porque refleja lo que de verdad te importa.

De lo contrario, cuando tus valores no guían tus comportamientos, comienzas a cuestionarte y a dudar de tu integridad. Tu vida parece más una fachada de lo que quieres mostrar en lugar de ser consecuente con lo que sientes, piensas y valoras de verdad.

Ejercicio práctico: reconoce los valores que guían tus decisiones

A continuación, verás una lista con algunos ejemplos de valores o principios. Lee con atención e identifica los que son más importantes para tí. Si alguno no aparece, agrégalo al final.

Éxito

Amistad

Lealtad

Compromiso

Libertad

Franqueza

Comunicación

Honestidad

Paz

Cooperación

Independencia

Crecimiento personal

Justicia

Intuición

Orgullo

Familia

Amabilidad

Privacidad

Racionalidad

Seguridad

Comprensión

Respeto

Servicialidad

___________________

Fiabilidad

Espiritualidad/religión

___________________

Responsabilidad

Resiliencia

___________________

Ahora elige sólo cinco, los que sean fundamentales e irrenunciables, y piensa cómo los aplicas en tu vida a la hora de tomar decisiones. Reflexiona sobre esto también en tus relaciones de pareja, amistad, de familia o incluso con personas que no conoces. Por ejemplo, si la bondad es algo fundamental para tí, ¿intentas aplicarlo con quienes te cruzas a diario en la calle? ¿Te esfuerzas por comunicarte de forma bondadosa con tu familia, tus amistades o colegas de trabajo? ¿Te disculpas cuando sabes que no has actuado con bondad?

Luego, en tu cuaderno, haz un recuento de las situaciones en que las has ido en contra de esos valores durante tu relación y cómo sientes que eso ha cambiado ahora.

A medida que veas esas situaciones que no te enorgullecen, en las que has actuado en contra de tus propios valores, comienza a tomar una postura más activa. Hazte estas preguntas:

  • ¿Qué cosas has hecho en tu última relación que no volverías a repetir en un futuro porque van en contra de tus valores esenciales?

  • ¿Qué otras te gustaría comenzar a hacer?

Enfócate no sólo en las decisiones trascendentales –como el trabajo que eliges, el lugar donde vives o si deseas o no tener hijos– sino en las pequeñas acciones de todos los días, como intentar ser una persona más compasiva contigo y con los demás.

Ten en cuenta también que, muchas veces, lo que interpretamos como un comportamiento que va en contra de nuestros valores puede no serlo para otras personas. Es importante separar el valor absoluto del comportamiento relativo que tú le asocies –por ejemplo, al respeto o la lealtad– ya que eso te ayudará a mejorar la comunicación y estar más receptivo/a a las diferentes situaciones que se te presenten.

Finalmente, si a lo largo de esta actividad recuerdas momentos en los que tu ex hizo cosas que fueron en contra de tus valores, toma nota también de eso y haz el ejercicio de aceptarlas o perdonarlas, con el objetivo de cortar tu conexión energética con esas heridas del pasado.

Recuerda que las decisiones de tu ex reflejan sus valores y su personalidad, pero no los tuyos. Si, en cambio, sientes que estás haciendo algo que va en contra de tus valores, haz una pausa, toma nota de ello en tu cuaderno y practica un comportamiento desde el autocuidado hasta que puedas tomar una decisión mejor.

¿Cómo hacer que tus valores guíen tus decisiones?

Tener presentes tus valores a la hora de decidir qué es lo mejor para tí incide en tu salud mental. Cuando eliges cosas que te reflejan y te representan, tu autoestima y tu autoconfianza aumentan, al tiempo que ganas control sobre tu vida y cómo decides vivirla.

Pero, por más simple que parezca, la realidad es que los valores no tienen significados absolutos sino que pueden variar en las distintas esferas de la vida. Por ejemplo, no es lo mismo el concepto de fidelidad aplicado a la amistad que a las relaciones de pareja: tener muchas amistades no te hace infiel como sí lo haría mantener una relación paralela si estás en un vínculo de pareja monogámico.

Otro ejemplo podría ser el crecimiento personal. Quizás para tí eso signifique estar leyendo esta guía y practicar todos los ejercicios, o incluso comenzar una terapia. Desde ese lugar, puede que una visión más superficial de la vida te parezca desagradable. Cada valor es traducible en una decisión o una acción concreta.

A continuación, veremos qué vínculo tiene todo esto con tu ruptura y cómo puedes convertirlo en un aprendizaje para tu próxima relación.

Los valores personales y las relaciones de pareja

Si bien en este momento la idea de una nueva pareja no se haya cruzado en tu mente o te parezca demasiado pronto para pensarlo, entender cómo se relacionan los valores con tus decisiones amorosas te ayudará en el proceso de aprendizaje que has iniciado.

De hecho, es en la interacción con otras personas donde aprendemos más acerca de quiénes somos porque relacionarnos es como mirarnos en un espejo: el modo en que reaccionas frente a una situación siempre puede enseñarte algo sobre tí.

En las relaciones de pareja se pueden identificar tres tipos de amor que estimulan partes diferentes de tu cerebro: la lujuria, el amor romántico y el apego. Entender cada uno puede ayudarte a tomar decisiones basadas en tus valores esenciales al momento de conocer a alguien y empezar una relación.

El amor basado en la lujuria

Las relaciones usualmente comienzan con esta etapa, en la que el deseo sexual prima por sobre otras características. Incluso, desde un punto de vista biológico, tenemos predisposición a buscar un compañero o compañera sexual y nuestro sistema neurológico lo recompensa con sensaciones agradables y neurotransmisores, como la serotonina.

El problema de tener relaciones basadas en la lujuria es que las parejas que eliges no suelen estar alineadas con tus valores y principios. La lujuria, en general, está más relacionada con la apariencia física y las sensaciones que provoca que con el carácter o la integridad.

El amor romántico

Cuando te enamoras estás en otro nivel. Te sientes de maravilla y quieres estar con esa persona la mayor parte del tiempo. Esta sensación esta muy relacionada con el concepto de adicción al amor que cubrimos al inicio de esta guía.

Si lo piensas, las frases que solemos asociar al enamoramiento reflejan cuánto poder le damos: “estoy loco por tí”, “he perdido la cabeza” o “eres lo mejor que me ha pasado”. El amor romántico vuelve a la otra persona el centro de tu vida. Sin embargo, al igual que la lujuria, no garantiza que tú y tu amor compartan valores esenciales a largo plazo.

Puede que conozcas a alguien que te atraiga, que viváis una etapa de lujuria, que luego se enamoren y todo vaya bien. Pero tal vez en algún momento te das cuenta de que estás con alguien que en verdad no te gusta o con quien ya no tienes nada en común. A largo plazo, es difícil que una relación así funcione.

El amor basado en el apego

El apego es algo que se construye y es la base de las relaciones duraderas. Tal vez no sea tan atractivo o emocionante como la lujuria y el enamoramiento, pero es la clase de amor más profundo y consciente que podemos tener.

Los vínculos basados en el apego seguro proyectan seguridad y confianza. Nos hacen sentir mejor con quienes somos y con nuestra pareja. Un vínculo así requiere tiempo, esfuerzo y dedicación. Si bien tampoco garantiza coincidir en valores esenciales, es más probable que desees este tipo de conexión con alguien con quien compartas tu modo de ver la vida y lo que hace que esta tenga sentido.

Ejercicio práctico: cómo prepararte para salir al ruedo otra vez

Vuelve sobre tu lista de valores personales y reflexiona un poco más sobre ellos: ¿cuáles son los que realmente te importan en una pareja? ¿Qué comportamientos y estilos de vida reflejarían para tí estos valores en una relación futura?

Por ejemplo, es posible que disfrutes de salir con personas:

  • que compartan un interés o pasatiempo que refleje un valor fundamental tuyo;

  • con opiniones políticas similares a las tuyas, que tomen decisiones basadas en esas creencias;

  • que compartan una pasión por algo que amas (como el arte, la música, los viajes o las mascotas) e inviertan tiempo en eso;

  • que dediquen su tiempo a algo por lo que tú te preocupas profundamente (como la investigación de una enfermedad, los derechos de las mujeres o la protección del medio ambiente);

  • que tengan aspiraciones de vida similares.

Luego, identifica qué cosas son no negociables para tí, aquellos comportamientos o estilos de vida que van en contra de tus valores y que harían que una persona no te resulte atractiva como pareja. Por ejemplo, quizás sientas rechazo hacia alguien que:

  • ya tiene una pareja o está casado/a;

  • fuma o bebe demasiado, o no le gusta beber;

  • profesa una religión contraria a la tuya o con la que no estás para nada de acuerdo;

  • tiene una ideología o una afiliación política con la que no concuerdas;

  • no piensa igual que tú sobre el matrimonio o la maternidad;

  • quiere un tipo de relación diferente a lo que tú buscas;

  • tiene una característica personal que a tí no te gusta para nada.

Cuando decidas que es momento para salir a conocer a alguien y tener citas, también es importante que puedas detectar si esa persona está dispuesta a tener una conexión emocional contigo. Si sientes que te envía mensajes contradictorios, que no es clara con lo que siente, te quiere controlar, te hace sentir mal sobre tu forma de ser o tu aspecto físico, expresa su enojo de forma violenta, etc. tal vez no sea la mejor persona para tí.

Comportamientos de este tipo generan malestar y traen problemas en las relaciones a largo plazo si uno no los trabaja de forma individual. De igual manera, si sientes que tú comienzas a comportarte de esta forma, te recomiendo que frenes e intentes trabajar más profundamente, tal vez en una terapia a largo plazo.

Mirar hacia el futuro

En la medida en que identifiques tus valores y tomes decisiones que los reflejen ganarás seguridad y confianza; te sentirás más cerca de quién eres en esencia. Esto es importante porque te ayudará a salir adelante, animarte a conocer gente, probar cosas nuevas y, por qué no, tener citas.

También te ayudará a levantarte cuando te equivoques o a darte cuenta si necesitas hacer algún cambio en tu vida. Aprendemos más de las experiencias y de los errores que cometemos que de las cosas que no concretamos.

La clave del crecimiento personal no es buscar la perfección para nunca equivocarse, sino evitar caer en los mismos errores constantemente.

Superar una ruptura de pareja
¿Qué más tiene que ocurrir para que te decidas a actuar?
Y si esta carga emocional tan pesada en tu vida la pudieses transformar en algo tan ligero como una pluma

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